No es que haya un feminismo bueno y otro malo, es que hay algunas feministas que odian, otras que parasitan y otras que tergiversan las causas; y muchas de ellas lo tienen todo a la vez. No se está cuestionando el feminismo per se, se está cuestionando, se está criticando a estas determinadas mujeres que se hacen llamar feministas.
Son estas feministas que hablan de determinados colectivos de mujeres, pero sin esas mujeres; estas feministas que silencian ávidamente a las que, dentro de esos colectivos, son voces discordantes que rompen la armonía de sus propagandas; estas feministas que fingen estar preocupadas por todas esas "hermanas" en situación de vulnerabilidad diversa, pero que después las arrinconan y olvidan, cuando ya les han estrujado hasta el alma y ya no les sirven ni ellas ni sus historias. Las mismas que no solucionan las causas reales, pero que, como digo, tergiversan algunas otras para hacerlas parecer más escandalosas y readaptarlas a esa ideología que empaña el cristal con el que pretenden que miremos la sociedad.
Flaco favor está haciendo este tipo de mujeres enarbolando una bandera que, a mi parecer, no deberían izar. No al menos con ese totalitarismo, no al menos con ese radicalismo, no con esa rabia y ese odio visceral que emanan hacia quienes consideran sus enemigos. Y no, tampoco parasitando las miserias ajenas. No en esos talleres donde, paradójicamente, hay que pagar a las "formadoras" que, casualmente y en muchos casos, son las mismas que invisibilizan, insultan y menosprecian a las protagonistas de la propia temática del taller. ¿Curioso, verdad?
Pues así es este nuevo feminismo que todo lo quiere teñir de cualquier color menos el rosa, obviamente, porque el color rosa es opresor, ser heterosexual también, querer tener hijos y formar una familia, llevar el pelo largo, depilarse y ese largo etc. de costumbres, de gustos personales que emanan femineidad por doquier y que ellas pretenden borrar, de un plumazo, y con una alta dosis de persecución moralista a las pobres que se resistan. Dejad que cada una sea libre de hacer lo que quiera sin que tenga que verse acorralada en una caza de brujas ideológica. Las mujeres no hemos salido de Málaga para que ahora vosotras nos metáis en Malagón.
Señoras feministas de este nuevo feminismo, no os molestéis en intentar convencer a las masas porque muchas de estas mujeres ya saben de qué pie cojeáis y no os quieren tener cerca.
Y sí, soy heterosexual, con hijos, llevo el pelo largo y me encanta el rosa opresor.
Helga F Moreno.
"SI DE VERDAD QUIERES AYUDARME, PRIMERO PREGÚNTAME QUÉ NECESITO"